La rosácea es una afección común que causa el enrojecimiento de la piel de la cara. Aunque puede aparecer en hombres y en mujeres, es más frecuente en las mujeres de piel clara a partir de los 30 años de edad. Esta enfermedad de la piel afecta sobre todo a las zonas convexas de la cara: mejillas, nariz, frente y cuello.
Este enrojecimiento puede derivar en una inflamación crónica de la piel de la cara si no se siguen los tratamientos adecuados. Además, las personas con piel afectada por la rosácea pueden sufrir complejos en su vida social y laboral. Para evitarlo, en Unidad Médica Serrano realizamos una valoración del estado de la piel de cada paciente y prescribimos el tratamiento más adecuado para el control de los síntomas.
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Qué es la rosácea
La rosácea es una enfermedad crónica inflamatoria. Junto con el enrojecimiento de la cara, entre los síntomas de la rosácea se encuentran la aparición de pequeñas protuberancias rojas llenas de pus y, con el tiempo, el engrosamiento de la piel. Se trata de una afección cíclica que se manifiesta en forma de brotes. Ante la duda de cuánto dura un brote de rosácea, los especialistas señalan que puede durar semanas o meses, dependiendo de su gravedad y las características de la piel de cada paciente.
Debido a que su apariencia se asemeja a la del acné, en un principio recibió el nombre de acné rosácea. Tras realizar una mayor investigación para esclarecer qué es la rosácea en la piel, hoy se sabe que su origen no está relacionado con la glándula sebácea, sino con problemas de origen vascular. Concretamente, con una reacción exagerada de la circulación facial frente a diversos estímulos que provoca un mayor flujo sanguíneo en los capilares del rostro. Las causas de esta reacción no están aún claras.
Lo que sí conocemos es que hay diferentes factores que pueden inducir este aumento del flujo sanguíneo y la aparición de la rosácea en la cara:
- Ciertos alimentos, como los productos salados o muy calientes.
- El consumo de alcohol y tabaco de forma continuada.
- La infección por una bacteria.
- Factores psicológicos, como el estrés o la ansiedad en momentos puntuales.
También se pueden dar brotes de rosácea en el embarazo como consecuencia de los múltiples cambios hormonales que experimenta el cuerpo de la mujer durante estos meses.
¿La rosácea es contagiosa?
No, la rosácea no puede contagiarse por ningún medio de una persona a otra. No se transmite a través del contacto directo con personas que la sufran ni por el contacto con toallas, ropa o utensilios, como cubiertos o vasos. Esta percepción social se debe al desconocimiento general que existe en torno a esta enfermedad cutánea. Debido a ello, durante los brotes de rosácea, algunos pacientes prefieren quedarse en casa y evitar el contacto con su círculo social. Una situación que los dermatólogos nos esforzamos por cambiar transmitiendo información veraz y con base científica.
Tipos de rosácea
Se pueden diferenciar los siguientes tipos de rosácea:
Rosácea eritematosa-telangiectásica
Es el tipo más común de rosácea. Aparece como un enrojecimiento de la piel del centro de la cara, en la nariz y las mejillas. Esta zona puede estar muy inflamada y sensible al tacto. Tras el brote, cuando la inflamación remite, la piel suele quedar algo más seca.
Rosácea pápulopustular
Junto con el enrojecimiento de la piel, se producen pequeñas pústulas o granos en las mejillas. Entre los brotes la piel tiene un aspecto graso y, según el paciente, pueden seguir apareciendo algunas pápulas de pequeño tamaño.
Rosácea fimatosa
Tipo de rosácea que produce el engrosamiento de la piel. Suele ser más común en la zona de la nariz y está provocada por someter a la piel a una inflamación prolongada en el tiempo. La piel de estos pacientes adquiere un aspecto grueso, abultado, con tacto rugoso y los poros muy dilatados.
Rosácea ocular
En este tipo de rosácea la inflamación afecta también a los ojos del paciente. Se observa que sus ojos están lacrimosos, irritados y enrojecidos y son más sensibles a la luz intensa. Si no se trata de la forma adecuada, puede producir enfermedades oculares como la conjuntivitis.
En casos muy excepcionales, se pueden apreciar signos de la rosácea en otras partes del cuerpo. Pero, por lo general los pacientes suelen mostrar los síntomas de la rosácea en el cuello y la cara. Al igual que son muy raros los casos de rosácea en niños.
Tratamiento para la rosácea
Los tratamientos para esta enfermedad de la piel están orientados a la remisión de los síntomas, ya que la rosácea no se cura. Hasta el momento, no ha sido posible identificar una cura definitiva para la rosácea. A pesar de ello, los dermatólogos contamos con soluciones altamente eficaces para mantener esta afección en estado latente y prevenir la aparición de los síntomas, evitando así el impacto en la autoestima y las emociones de los pacientes.
Una forma muy eficaz de tratar la rosácea es la administración de antibióticos. Pueden ser de uso tópico, a aplicar en las zonas donde aparecen las lesiones, o de uso oral. A pesar de que no es una enfermedad infecciosa, el tratamiento de la rosácea con antibióticos se debe a su capacidad anti-inflamatoria y su idoneidad para reducir el número de bacterias habituales en la piel. Durante el tiempo que dure el tratamiento con antibióticos, los dermatólogos realizarán un seguimiento minucioso de la evolución del paciente para evitar posibles efectos secundarios o el desarrollo de resistencia a los antibióticos. También podemos utilizar ivermectina tópica o isotretinoina oral, en los casos resistentes y difíciles de tratar.
En los casos más leves, se puede recurrir a la aplicación tópica de fármacos, como el metronidazol o el ácido azelaico, para quitar las rojeces de la cara. Así como recomendar a los pacientes medidas cosméticas para regular la circulación y mejorar la salud general de la piel del rostro.
Por otro lado, todos los pacientes que quieran aprender cómo tratar la rosácea y evitar el enrojecimiento de la piel, deben seguir una serie de autocuidados preventivos:
- Mantener una buena higiene de la piel aplicando productos que no la irriten.
- Hidratar la piel de forma diaria.
- Proteger la piel de la radiación solar y limitar el tiempo de exposición al sol.
- Evitar los cambios bruscos de temperatura que pueden afectar al organismo.
- Mantener una dieta equilibrada y llevar un ritmo adecuado de vigilia y sueño.
A pesar de que se desconoce cómo curar la rosácea de forma definitiva, con estos consejos y la ayuda de profesionales con una alta cualificación es posible no sufrir sus síntomas y reducir la incidencia de los brotes a lo largo del tiempo.
Si comienzas a notar el enrojecimiento de algunas zonas del rostro y temes que se pueda tratar de un brote de rosácea en la cara, ponte en contacto con nosotros y te asesoraremos. El equipo de dermatólogos de Unidad Médica Serrano tiene una amplia experiencia en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades cutáneas. Pide cita, te ayudaremos a sanar tu piel.